EL PEUGEOT 205, UN COCHE QUE ME VA COMO UN GUANTE
ETIQUETAS:
Sport Automobile,
history
28 de Abril
10 minutos de lectura
Ari Vatanen, figura emblemática de los rallyes, es un inseparable del PEUGEOT 205 T16. Con motivo del 40 aniversario del 205, fuimos a su encuentro para hablar del nacimiento de su vocación como piloto y su fuerte vínculo con el T16.
Ari Vatanen nació el 27 de abril de 1952 en Tuupovaara, al este de Finlandia.
"Vivía en un lugar bastante aislado y no tenía la oportunidad de asistir a las carreras de coches como espectador. En 1964, cuando tenía 12 años, un rally pasó por nuestro pueblo por primera vez. Fue en mitad del mes de julio, una fecha muy importante para nosotros porque coincide con el solsticio de verano: la noche de luz en Finlandia. Un acontecimiento hermoso ya que la luz es increíblemente suave, y se funde entre la noche y el día. Se crea una atmósfera muy especial, hasta tal punto que sientes como si el tiempo se ralentizara y casi se detuviera."
"El paso de los primeros cohes se esperaba alrededor de las 2 de la mañana. Mientras toda mi familia se acostaba, fui y me senté en un terraplén a esperar la llegada. No quería perderme el espectáculo. Cuatro horas más tarde, finalmente apareció un coche en la curva. Lo recuerdo, era un coche blanco, un Volvo: venía hacia mí, descendiendo a través, con el polvo detrás, en esa luz especial del verano finlandés... Recuerdo el sonido de los frenos de tambor y su luz roja, y el chasquido de las piedras rodando bajo los neumáticos. Estaba literalmente sin aliento. Mi cuerpo de 12 años se sentó en ese terraplén y mi mente se fue con el coche... El resto de la historia ya la sabéis"."
Para el finlandés, un evento trágico anterior había construído este deseo de convertirse en conductor: un accidente de tráfico familiar en el que su padre perdió la vida.
"Después del accidente me dije que quería 'domesticar coches'. Inconscientemente, desde ese evento dramático, sólo tenía una idea en mi cabeza: controlar el coche. Se convirtió en una necesidad."
Para el finlandés, un evento trágico anterior había construído este deseo de convertirse en conductor: un accidente de tráfico familiar en el que su padre perdió la vida.
"Después del accidente me dije que quería 'domesticar coches'. Inconscientemente, desde ese evento dramático, sólo tenía una idea en mi cabeza: controlar el coche. Se convirtió en una necesidad."
Otro recuerdo, esta vez más feliz, le viene a la mente cuando menciona la marca PEUGEOT.
"En mi pueblo de campo, había algunos personajes notables: los maestros, el jefe de policía, el guardabosques, el médico y el farmacéutico cuyo dispensario había pertenecido a la misma familia durante décadas. El farmacéutico tenía un PEUGEOT 403. Recuerdo que en ese momento, tener un PEUGEOT estaba un poco pasado de moda, así que esa es la imagen que tenía de PEUGEOT cuando era niño y que todavía estaba en mi mente cuando comenzó la aventura con PEUGEOT y el 205 T16 en 1983."
Sin todavía saberlo, esta aventura con el PEUGEOT 205 T16 ayudaría a Ari Vatanen a abrir los ojos y reforzarse.
"Creo sinceramente que muy pocos pilotos han tenido la oportunidad de vivir una aventura así en sus vidas, no sólo como piloto sino también como ser humano. Me siento muy privilegiado de haberlo vivido y de estar aquí para contar la historia."
El vínculo entre el piloto finlandés y el León era evidente:
"El PEUGEOT 205 T16 es un coche que me sienta como un guante. Podía desviarse todo lo posible con un pequeño empujón al volante, pero las ruedas delanteras siempre se mantenían rectas. Podías hacerlo derrapar todo el tiempo. ¡Qué coche tan fantástico! Sigo siendo un verdadero fanático del 205. Era realmente mi coche y mi equipo, como un ADN. Me sentí como en casa con este equipo y este coche. Creo que si me hubiera unido a otro equipo y conducido otro coche, me habría sentido como un mercenario. Mi corazón estaba con el equipo PEUGEOT y con el 205. Y todavía lo está".
El vínculo entre el piloto finlandés y el León era evidente:
"El PEUGEOT 205 T16 es un coche que me sienta como un guante. Podía desviarse todo lo posible con un pequeño empujón al volante, pero las ruedas delanteras siempre se mantenían rectas. Podías hacerlo derrapar todo el tiempo. ¡Qué coche tan fantástico! Sigo siendo un verdadero fanático del 205. Era realmente mi coche y mi equipo, como un ADN. Me sentí como en casa con este equipo y este coche. Creo que si me hubiera unido a otro equipo y conducido otro coche, me habría sentido como un mercenario. Mi corazón estaba con el equipo PEUGEOT y con el 205. Y todavía lo está."